Burn The Witch puede considerarse el sencillo titular de A Moon Shaped Pool, el más reciente álbum de la banda inglesa Radiohead, con el que reaparecen tras cinco años de ausencia, desde el desafortunado The King Of Limbs. Este nuevo CD es muy bueno, pero el ser muy esperado no quiere decir que sea una obra maestra; yo dudo de su grandiosidad, ya que no está al nivel de otros discos del grupo, como OK Computer o In Rainbows, pero sí se asemeja a Hail To The Thief. Radiohead se ha vuelto un caso curioso porque, aparte de hacer giras para complacer a su público cautivo, estrena en sus conciertos canciones que aparecerán grabadas hasta años después -eso me es particularmente irritante-, además de manejar una hábil estrategia de marketing en cada lanzamiento desde 2007, con resultados cada vez menos impactantes (en esta ocasión fue quitar el contenido de sus redes sociales y sitio web, para lanzar el álbum "de sorpresa", lo cual no es una sorpresa en ellos). Y en cuanto a los singles, son canciones fáciles de admirar, pero difíciles de amar (en pocas palabras no son himnos, debido a grandes arreglos, pero conceptos tan profundos que llegan a ser casi impenetrables). El video de Burn The Witch está basado en el filme The Wicker Man -todo un cult classic- pero en la versión inglesa, no en la que estelarizó Nicolas Cage. A estas alturas creo que eso hubiera sido un poco más emocionante, sobre todo viniendo de una banda como Radiohead.
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